martes, 3 de junio de 2008

Esquina de MATURÍN

Las viejas crónicas que hablan de la ciudad nombrada comúnmente Santiago de León de Caracas, nombran un "cuadrilátero histórico" que estaba comprendido entre las Esquinas de Altagracia, Maturín, Traposos y la Bolsa. Era en este sitio llamado "histórico" donde se desarrollaron los acontecimientos más notables de los días de la Colonia, el cual estaba comprendido entre doce manzanas.Los cronistas dicen que en el plano de Juan de Pimentel con sus 24 manzanas de viviendas, no podía estar ubicada la casa del fundador de la Ciudad, Diego de Losada, basándose en que el centro de la ciudad era la Plaza Mayor y que "el campamento, conforme a las reglas militares debía hallarse en el centro", como es natural. "Mal podía el jefe del ejército -dicen- vivir fuera del poblado". No obstante, Enrique Bernardo Núñez afirma en su obra citada que "la razón de lo que Losada escogió aquel barranco por estar cerca del agua, parece decisiva", "porque era costumbre militar en las Indias establecer el campamento cerca del agua", por el temor de que los indios la emponzoñaran".Landaeta Rosales expresa que "la esquina de Maturín era excelente posición estratégica, porque estaba al abrigo de las barrancas de Catuche y podía dormir hacia el oriente el camino que conduce a Galipán, a la Costa y al Oeste de Catia"... Y sus colinas, donde asaltaban los indios el campamento. No obstante, Pimentel dice que la fundación de Losada "empezó en las cercanías de Catuche o Catuchacao". También dice Pimentel en su descripción que "las casas del Cabildo no estaban fabricadas en 1571".Sea como fuere, en Caracas siempre se señaló la Esquina de Maturín, donde estuvo hasta hace pocos años un garage, el sitio tenido por la voz popular como la "Casa de Losada", al extremo que hasta hace pocos años existía allí una placa que señala así el lugar de la casa del fundador de la ciudad. Y, caso extraño: la esquina no lleva su nombre.La Esquina de Maturín se llamó en los viejos tiempos "Esquinas de Arguinzones", conocida así por la familia que habitaba la casa esquinera y más tarde llamada Maturín. Dicen también los que sostienen la tesis de que allí estuvo ubicada la primera casa que se fundó en Caracas, que ésta estaba rodeada de hermosos corrales y parques. El lado oriental del "cuadrilátero" estaba circundado por dos casas célebres: la que fundó Losada en Maturín y aquella en que nació Bolívar.Otros cronistas creen que la Casa del Conquistador estuvo situada en la Esquina de la Santa Capilla, que se llamó entonces de "San Sebastián" porque en ella existió una ermita que mandó erigir él mismo "al invicto mártir de este nombre acogido como abogado contra las flechas de los indios". No obstante, el hecho de que Losada sólo viviera dos escasos años en la ciudad por él fundada, hacer creer a algunos cronistas que su constante rechazo a los ataques de los indígenas no le dejaran tiempo para fabricar su casa. Fue la suya una vida inquieta, viajando constantemente para fundar los pueblos de Caravalleda y recorriendo los pueblos de los Teques, etc. "Es difícil pensar -dice Enrique Bernardo Núñez, el Cronista de la Ciudad- que Losada tuviera tiempo de fabricar casa propiamente dicha, cuando en tiempos de Don Juan de Pimentel comienzan a levantarse las primeras de teja"...En la casa de la familia Arguinzones existía, a fines del siglo XVII, en su puerta de entrada, una campana de la cual pendía una cadena de hierro. El culpable que era perseguido se llegaba hasta ella y tiraba de la cadena. De inmediato quedaba al amparo de la audiencia y nadie podía tocarlo. Era esta una gracia concedida por los monarcas españoles a determinadas familias linajudas de la época, en recompensa de sus muchos servicios prestados a la corona.Es de imaginarse que serían muchos los perseguidos por cualquier motivo: un robo, un maltrato, un desacato a la iglesia, o a su majestad, una desobediencia al obispo; o los muchos esclavos negros que se alejaban de las casas de sus amos huyendo a la explotación y maltrato de que eran víctimas. Estos perseguidos corrían exalados hasta la esquina de Maturín -entonces de Arguinzones- a alcanzar la cadena de hierro salvadora de los azotes públicos en la Plaza de Armas de la ciudad. O de la vergüenza, o de la horca...Más de una historia trágica surgió, sin duda, al golpe de las campanas que aparecía como una tabla de salvación bajo el arco de la puerta de la casa de los Arguinzones. Aún hoy la leyenda ha tejido algunas historias de llantos y gritos que se oyeran en las altas horas de la noche, al golpe de una campana cuyo sonido algunos creen distinguir entre la niebla de los recuerdos...En ésta célebre esquina de Maturín y en terrenos donde actualmente se levanta el vetusto e imponente Templo Masónico, existió la casa del Regidor Valentía Ribas, hermano de José Félix Ribas, ambos conjurados del 19 de abril de 1810. Fue en aquella casa de los Ribas, donde se reunieron por la última vez los conjurados la noche del miércoles santo, antes de cumplir su misión. Allí, dentro de sus viejos muros, se dictaron las medidas que se habrían de tomar en la creación de la nacionalidad venezolana. Allí resonaron las palabras de Francisco de Miranda y Simón Bolívar, la de Muñoz Tébar y de Coto Paúl. Allí se invistió a Vicente Salias con el alto cargo de torcer el rumbo de la historia, al pedirle que arrebatara el bastón de mando al Capitán General Emparan. ¡Allí nació el 19 de abril de 1810! En su seno se encontraban el Canónigo Madariaga y todos los padres de la nacionalidad.A principios del pasado siglo, la familia Arguinzones había desaparecido totalmente. La mansión de los Ribas desaparece con el terremoto de 1812. El 31 de enero de 1815 es fusilado José Félix Ribas en Valle de la Pascua (Tucupido). Un asistente de Moxó, con el fin de ganarse el premio de 5,000 pesos puesto a la cabeza de Valentía Ribas, le asesina vilmente en el Hato de Camatagua.Ya la casona amplia y cordial del fundador de Caracas, había desaparecido. Su campana salvadora de las injusticias de una clase social, es un vago recuerdo en la memoria de los venezolanos. Y el sitio se llamó Maturín, no sabemos por qué causa. Lo que hace célebre la Esquina de Maturín son los hechos relatados, íntimamente unidos a la formación de la nacionalidad venezolana y a la vida de sus héroes.Hasta los últimos tiempos la Esquina de Maturín "Tenía un marco digno de su leyenda, con sus calles con barandales y sus rojos paredones". Era un retazo de la vieja Caracas "que se amparaba en sus aleros". Al sur estaba el callejón de San Pedro y al Norte, el de los Canónigos. En el ángulo noroeste de la Esquina de Maturín había una lápida que decía: "AQUÍ ESTUVO LA PRIMERA CASA DE CARACAS DONDE VIVIO SU FUNDADOR DIEGO DE LOSADA". (E. B. B., obra citada).Todo hoy ha desaparecido. En el sitio donde se supone existió la casa del fundador de la ciudad, se levanta un moderno edificio. Lo mismo en las esquinas adyacentes. Sólo perdura el nombre: "Esquina de Maturín". En 1777 fue morada del capitán Pedro Luis de Arguinzones y el sitio fue entonces conocido con ese nombre.

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