martes, 3 de junio de 2008

Esquina DE MIJARES






La casona donde hoy se encuentra instalado el "Club Venezuela", era antiguamente la regia mansión de los Mijares en los siglos XVIII y XIX. Era entonces casa de habitación de los Marqueses Mijares de Solórzano quien era Alférez de su Majestad en los campos de Flandes. Su primer dueño fue Pedro de Mijares, natural de Solórzano. Vivía en Caracas con su mujer Francisca Díaz de Roxas, desde el año de 1605.En su primitiva construcción la casa era una de las más lujosas de Caracas, lucía pavimentos y sardineles de piedra y ladrillos, tinajeros empotrados, caballerizas, un vasto corredor llamado "de los chaguaramos" y ventanas con guardapolvo, que aún ostentan. La mansión abarcaba un amplio terreno que lindaba con la otra esquina.El año de 1669 había sido avaluada en 5,735 pesos y siete reales. Entre sus bienes guardaba plata labrada, esmeralda, collares de filigrana y de diamante, y hábitos de alcántara y calatrava, cojines de terciopelo carmesí guarnecido de oro y una inmensa cantidad de tela de raso, crea, tafetán, damasco, mandarín leonado y morado, y muchas suntuosidades que demuestran el poderío de sus habitantes.El Capitán Felipe Francisco Mijares fundó un mayorazgo en 1737. Pero ya el último Marqués de Mijares estaba en deuda con la Real Hacienda. En enero de 1815 es entregada la mansión al cuidado de una esclava. Y en 1863, a la muerte del Cnel. Juan Bautista Mijares -el último Marqués-, la casa queda en poder de su hijo Ramón quien la hipoteca en 4,000 pesos. Estaba, no obstante, avaluada en 18,801 pesos con 50 centavos.Francisco Mijares de Solórzano y Roxas, Provincial y Alcalde Mayor de la santa Hermandad, caballero de Alcántara, había casado en primeras nupcias con Francisca de Vázquez y Roxas y en segundas con Catalina Hurtado de Monasterios. Para el año de 1664 el matrimonio vivía, con sus hijas María y Francisca en la regia mansión que ya comenzaba a nombrarse de Mijares.Aquel mismo año se celebraron en Caracas con gran nubosidad, los dos matrimonios: María con Manuel Felipe de Tovar, viudo, y Francisca con su hijo, Antonio de Tovar.Era costumbre entre las clases adinerada, dar una dote a las hijas para el matrimonio. Los Marqueses de Mijares dieron a cada una "una dote de treinta mil pesos en dinero efectivo, joyas, tierras y esclavos". El maestro de Campo recibía en efectivo veinte mil pesos de a ocho, y su hijo Antonio, quien no tenía sino 25 años, no recibía sino diez mil pesos en plata acuñada y labrada. Era considerado un "menor". También dieron le entre otros bienes, "un estrado de veinticuatro almohadas de terciopelo carmesí con cuchillas y borlas de seda y oro, colgaduras de damasco carmesí de Granada, guarnecidas de oro y una alfombra del Cairo, traída de España".La hija Francisca obtuvo las tierras del Valle, dos molinos y ocho mil árboles de cacao en el valle de Catta. Dicen que la suntuosidad de estas bodas llamó la atención de la capital. El pueblo en masa se congregó en la "casa de Mijares" para mirar a las desposadas.La tercera hija de los Marqueses de Mijares, de nombre Mariana, casó con el Alférez Manuel de Tovar y Bañes; y Catalina, con el Alférez Lorenzo Martínez de Villegas.La casa de los Marqueses de Mijares lindaba al norte, calle real por medio, con solar del Capitán Diego Hernández de la Mora y por el sur, con el solar del Pbro. Juan de Vargas Machuca. Al frente estaban las casas de Antonio Rodríguez Canela y por el este, el solar del maestre de campo Juan de Liendo. Eran vecinos.Cuando comprendió que se acercaba su muerte, Don Francisco hace donación al Convento de San Francisco de ocho mil reales de plata, los cuales recibió el fraile Juan Sánchez. Al de San Jacinto dio, en vida, un sagrario de plata de valor de 5,004 reales "y una carroza vieja y abandonada en el fondo de las caballerizas".Refieren las crónicas que sólo en el alumbrado en su sepulcro y el de su esposa, se consumieron en el primer año 4,436 reales en cera. Entre los bienes dejados por los poderosos marqueses, estaban sillas de mano y taburetes de "vaqueta de Moscovia". Géneros ricos de damasco y tafetán que fueron rematados a las puertas de las casas capitulares y la casa fue adjudicada a Don Juan Mijares de Solórzano, primer marqués de este nombre, nacido en 1652. Entre la lista de los bienes de los marqueses de Mijares están las haciendas de Chirgua, Aroa, Tácata y Valle de la Pascua. Los Mijares tenían sepultura en San Jacinto. Los jueves santos daban comida a doce pobres de solemnidad y seis pesos de limosna a cada uno, asistidos por el mismo marqués y su capellán.Para el año de 1815 la casa de los Mijares estaba vacía. En 1863 cuando murió el último Mijares - hijo del último marqués -, Juan Bautista Mijares, la casa solariega quedó en poder de su hijo Ramón, el cual la obtuvo después de una transacción con los demás herederos.La casa estaba situada entre las calles de "Fraternidad" al norte y las "Leyes Patrias" al oeste, Ramón Mijares la hipoteca por 4,000 pesos "y venta de su parte en la Hacienda de Santo Domingo". Esta avaluada en 18,01 pesos y 50 centavos. La hipoteca la obtuvo el Señor Guillermo Espino.La casa de los Marqueses de Mijares, opulenta y fastuosa está hoy totalmente reconstruida. En la parte donde seguramente estaba el jardín de los chaguaramos, todavía se puede mirar algo de su vieja construcción. El Club Venezuela instalado en la casona colonial de Mijares, fue fundado por Don Manuel Antonio Matos el año de 1859. Pronto celebrará su centenario. Este Club tiene en sus estatutos la curiosidad de que todos los presidentes de la República son miembros honorarios del club. También se llamó Club Concordia. Su primer presidente fue el Doctor José María Ortega Martínez y entre sus fundadores están el Doctor Julio Calcaño Herrera, Lucas Ramella, José Herra, Juan Esteban Linares, Alejo Losada, los hermanos Boulton, y toda la plana mayor del comercio caraqueño. Lo más valiosos que tiene el club Venezuela en sus salones, fuera de la pinacoteca, es su biblioteca con más de 3,000 volúmenes, con toda la literatura mundial.El club a dado fiestas magníficas con derroche de gracia y dinero, especialmente en los carnavales. No obstante, el nombre de Mijares es el que ha eternizado la esquina hasta nuestros días.Hoy, la casa de Mijares a desaparecido para dar paso a un alto edificio moderno de varios pisos que se llama Edificio Mijares.

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